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Capitalismo vs capitalismo

Un enfoque diferente sobre las causas de los conflictos sociales actuales.

Publicado: 2015-10-14

En una entrevista a un periódico local el abogado liberal Enrique Ghersi señala -partiendo de una vieja dicotomía- que hay, todavía, “dos ideas fuerzas en la izquierda y la derecha. En la izquierda es el estado y en la derecha, la propiedad privada”. Incide que ese “issue” trascendental debería estar en la agenda de debate de las presidenciales de 2016. 

Precisamente esta antigua contradicción de izquierda y derecha hace que el análisis de Ghersi responda tímidamente con respecto a lo que sucede en nuestros días. La frontera que daba forma al dualismo entre una izquierda defensora del paternalismo estatista omnipotente, el leviatán, y una derecha agazapada en el irrestricto resguardo de la propiedad privada se han borrado lentamente. En el Perú de hoy -donde la única revolución victoriosa fue la migración del campo a la ciudad- nuevas fronteras se han abierto dejando casi a un lado esa falsa premisa de izquierda y derecha.

Por ejemplo una nueva frontera se ha abierto con respecto a la eficiencia del estado. Nunca en su historia republicana este país ha tenido la cantidad de presupuesto público en sus arcas fiscales pero además nunca se ha sido testigo de una crisis institucional de tal tamaño que la corrupción parece ser la regla. Ante los ojos ciudadanos se develan nuevas denuncias de corrupción, ineficacia e ineficiencia que obligan a pensar en una “prosperidad falaz” si es que ese presupuesto no sirve para dar el salto del crecimiento al desarrollo. La frontera es entre eficiencia y modernidad del estado e ineficiencia y corrupción.

Otra nueva frontera surge en cuanto a los conflictos entre las empresas extractivas con grupos determinados por la gestión de los recursos naturales. ¿Quiénes financian o empujan estos conflictos? Es sencillamente el capitalismo contra el mismo capitalismo. En algunas ocasiones es entre capitalismo moderno y capitalismo salvaje (depredador del medio ambiente y condiciones laborales) o entre capitalismo foráneo y capitalismo local. En Sechura, Piura la maricultura representa más de 120 millones de dólares en exportación hacia la Unión Europea y el gremio local mantiene un conflicto irrenunciable con la empresa Savia que quiere explotar hidrocarburos frente a la bahía. En Tía María, en el valle del Tambo el poderoso gremio agricultor tiene más de 6 mil hectáreas de arroz, 5 mil en cebollas y ajos. No sería casual que la oposición a Southern venga desde la creencia que el jornal y la mano de obra suban cuando la empresa empiece a operar distorsionando el mercado laboral en detrimento de la agricultura.

En Conga pasa lo mismo con los productores lácteos de Chogur, Hualgayoc y Bambamarca. En Madre de Dios el capitalismo más salvaje carcome la selva dispuesto a financiar protestas y paros para que el estado no se acerque. Todo eso bajo el tinglado discurso de la “defensa del medio ambiente” que buena parte de la izquierda ciega quiere imponer.

Las nuevas fronteras han surgido también con un mundo globalizado. Las identidades, los nacionalismos, las religiones, no responden a ese clásico dilema entre zurdos y derechos. El debate no es entre estado y propiedad privada (Richard Pipes investiga la antecedencia de la propiedad privada al capitalismo). No respondamos las nuevas preguntas del siglo XXI con viejas fórmulas que solo la izquierda parecía tenerlas.


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